23/9/15

El pueblo marcha contra el fraude electoral


A 32 días de las elecciones, dirigentes de la oposición se movilizaron frente a Casa de Gobierno para pedir transparencia en las elecciones. Desde el Gobierno minimizaron las acciones tramposas y las calificaron solamente como “algunas irregularidades en los padrones”.

Las maniobras fraudulentas detectadas en el interior de la provincia quedaron expuestas ante una sociedad sensibilizada, luego de la vergüenza que se vivió en los comicios de Tucumán. Según denuncian dirigentes opositores, las prácticas corruptas para fraguar los comicios en los pueblos son una costumbre. 
Los casos más evidentes, al parecer, se vivieron en Volcán y La Mendieta. Allí, los dirigentes que responden al Gobierno de Fellner, encabezados por los propios intendentes y comisionados municipales, le habrían “prestado” su domicilio a personas de otras localidades, quienes concurrían sólo el día de la elección para acompañar con su voto al oficialismo. 
La recompensa serían planes sociales, cargos municipales o prebendas
similares. De esta forma, los padrones se inflan en cada elección mediante domicilios truchos, en una maniobra fraudulenta para retener el poder en los pueblos y sumar para Gobierno central.
Lo sorprendente de toda la situación es la respuesta del Gobierno, a cargo del ministro Alberto Matuk, quien se desempeña como funcionario público desde la época de la dictadura militar y actualmente aspira a convertirse en diputado provincial, que minimizó las maniobras tramposas. 
Lejos de mostrarse preocupado por garantizar la transparencia en los comicios, Matuk dijo que se trata sólo “de algunas anormalidades en los padrones” y desacreditó el pedido de elecciones limpias al calificarlo como una “maniobra política”.
Lo cierto es que las prácticas tramposas que ejecutan los punteros y dirigentes que responden al Gobierno son un secreto a voces, que sólo quedaron expuestos ahora por el escándalo mayúsculo que ocurrió en Tucumán. 
El Gobierno, lejos de corregirlo, lo naturaliza, demostrando que está dispuesto a cualquier cosa para conservar el poder.

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