A un mes y dos días de las elecciones generales de octubre, las sospechas de fraude encienden la alerta. Dirigentes opositores denunciaron en la Justicia que durante cada elección los padrones se inflan con personas que no pertenecen a la localidad para emitir un voto a favor del oficialismo.
La localidad de La Mendieta se ubica a 47 kilómetros de la capital jujeña. Pertenece al departamento San Pedro y, al parecer, es el exponente más brutal y torpe del fraude electoral en Jujuy.
Allí, dirigentes opositores denunciaron en la Justicia que durante cada elección los padrones se inflan con personas que no pertenecen a la localidad, quienes aparecen sólo el día de los comicios, con un domicilio trucho, para emitir un voto a favor del oficialismo.
La maniobra es recompensada con planes sociales y prebendas que ofrece luego el municipio a cambio de fraguar el domicilio.
El territorio es dominado desde hace años por el intendente Jesús Lorenzo Guerra, un pequeño caudillo que responde a las órdenes del diputado nacional Rubén Rivarola.
Según la oposición, el mecanismo del fraude es el siguiente: El número de supuestos electores se ve acrecentado durante cada elección. Figuran en los padrones personas que no tienen domicilio en la localidad ni trabajan allí. Sólo cumplieron con un mero trámite burocrático, avalado por el Registro Civil y la Justicia Electoral para poder trasladarse el día de la elección y emitir un voto casi cantado, a cambio de prebendas o planes sociales de montos ínfimos.
El ejemplo más patético es el del eterno intendente de La Mendieta, Jesús Lorenzo Guerra, quien aparte de él y su familia, tiene domiciliados en su casa a siete personas más, sin otro vínculo aparente que el de apoyarlo cada elección.
El mismo caso se repite en, al menos, cinco funcionarios de su gabinete. Por si fuera poco, vecinos sorprendidos descubrieron que en sus domicilios figuraban como residentes personas totalmente desconocidas, quienes se trasladan a La Mendieta sólo el día de la elección para apoyar a Jesús Lorenzo Guerra.
Finalmente, los denunciantes identificaron en el padrón domicilios inexistentes o ubicados en baldíos en los que no hay ninguna vivienda.
De esta forma, en un padrón de aproximadamente 1.200 personas, Guerra y el oficialismo logran fraguar varios cientos de domicilios, obteniendo un apoyo clave para torcer cada elección y seguir conservando el poder.